La pérdida de audición en adultos puede originarse por diversas causas, siendo una de
transmitir las señales eléctricas de manera eficiente, lo que resulta en la pérdida de
audición.
Las infecciones del oído, los tumores y las anomalías óseas también pueden ser
causa de hipoacusia en adultos. Las infecciones en el oído externo o medio pueden
provocar una pérdida auditiva temporal o permanente. los tumores o crecimientos óseos
anormales en el oído pueden afectar la audición. La mención de infecciones y anomalías
estructurales indica que la pérdida auditiva puede surgir tanto de procesos inflamatorios
o infecciosos como de problemas físicos o anatómicos dentro del oído. Las infecciones
de oído repetidas en la infancia pueden tener consecuencias a largo plazo en la
audición.
La ruptura del tímpano, también conocida como perforación de la membrana
timpánica, es otra posible causa. Los ruidos muy fuertes, los cambios repentinos en la
presión, la introducción de objetos puntiagudos en el oído y las infecciones pueden
causar la ruptura del tímpano.
Presbiacusia, conduce a una pérdida gradual de la audición debido al deterioro del oído
interno y a cambios en los nervios auditivos. afecta ambos oídos por igual y puede tener
un componente hereditario. Las personas con presbiacusia pueden tener dificultades
para tolerar los sonidos fuertes o para entender el habla. La naturaleza lenta y
progresiva de la presbiacusia a menudo lleva a un reconocimiento tardío por parte de los
individuos afectados. Esto subraya la importancia de las revisiones auditivas periódicas
para los adultos mayores. Debido a que el deterioro de la audición ocurre gradualmente,
las personas pueden adaptarse inconscientemente, lo que lleva a una comprensión
tardía del alcance de su pérdida auditiva. Las pruebas audiométricas de rutina para
adultos mayores pueden ayudar a identificar y manejar la presbiacusia de manera más
temprana.
Medicamentos pueden dañar el oído interno y causar pérdida de audición, a veces de
forma permanente. Estos medicamentos se utilizan para tratar infecciones graves,
cáncer o enfermedades del corazón e incluyen ciertos antibióticos (como la
gentamicina), el sildenafilo (Viagra) . La amplia gama de medicamentos potencialmente
ototóxicos requiere una monitorización cuidadosa de la audición en pacientes que
reciben tratamiento con estos fármacos.
Las enfermedades metabólicas y autoinmunes, como la diabetes mellitus, la presión
arterial alta y el hipotiroidismo, así como las enfermedades autoinmunes, también se
citan como causas de hipoacusia neurosensorial. Esto sugiere una conexión entre las
condiciones de salud sistémicas y la función auditiva, lo que destaca la importancia de
considerar el historial médico general de un paciente al evaluar la pérdida auditiva.
La sordera súbita es una pérdida de audición que ocurre rápidamente y sin explicación,
en horas o días, y se considera una emergencia médica. El tratamiento más común para
la sordera súbita son los corticoesteroides. La naturaleza idiopática de la mayoría de los
casos de sordera súbita subraya la complejidad de los trastornos del sistema auditivo y
la necesidad de atención médica inmediata.
La hipoacusia hereditaria y sindrómica también son causas importantes de pérdida
auditiva en niños. Las mutaciones genéticas pueden causar hipoacusia hereditaria, que
puede ser no sindrómica (solo se presenta la pérdida auditiva) o sindrómica (la pérdida
auditiva se acompaña de otras afecciones). Estas suelen ser neurosensoriales. La
distinción entre la hipoacusia hereditaria sindrómica y no sindrómica destaca las
diversas bases genéticas de esta afección y el potencial de problemas de salud
asociados.
Factores de Riesgo para el Desarrollo de Hipoacusia
- El envejecimiento.
- La exposición a ruidos fuertes.
- La herencia y los factores genéticos.
- Ciertas enfermedades, como la diabetes, la presión arterial alta, la meningitis, las paperas, el sarampión, los accidentes cerebrovasculares, las lesiones cerebrales y los tumores cerebrales.
- El uso de medicamentos ototóxicos.
- El tabaquismo.
- Las complicaciones durante el embarazo y el parto.
Diagnóstico de la Hipoacusia
El diagnostico Implica una serie de pruebas y evaluaciones para determinar la
presencia, el tipo y el grado de la pérdida auditiva, así como para identificar las posibles
causas subyacentes. El proceso diagnóstico generalmente comienza con un examen
físico y una otoscopia, donde el profesional de la salud examina los oídos para
detectar causas obvias como la acumulación de cerumen o signos de infección, así
como posibles problemas estructurales. Un examen físico básico es el paso inicial en la
evaluación de la pérdida auditiva, y a menudo revela causas obvias y tratables.
Las pruebas de detección desempeñan un papel crucial, especialmente en recién
nacidos y en la identificación temprana de problemas auditivos.
Tipos de Hipoacusia y sus Características
La hipoacusia se clasifica principalmente en tres tipos:
- Conductiva
- Neurosensorial
- Mixta
Hipoacusia Conductiva
La hipoacusia conductiva ocurre debido a un problema mecánico en el oído externo o
medio que impide que el sonido llegue al oído interno de manera efectiva. Las causas
pueden incluir la obstrucción del canal auditivo por cerumen o un objeto extraño, las
infecciones del oído medio (otitis media) con acumulación de líquido (efusión), la
perforación de la membrana timpánica (tímpano) debido a infección o traumatismo, el
daño a los osículos (pequeños huesos en el oído medio), las malformaciones congénitas
del oído externo o medio, los tumores en el oído medio (colesteatomas) y la disfunción
de la trompa de Eustaquio.
Las características audiológicas de la hipoacusia conductiva incluyen sonidos que
pueden parecer apagados o débiles, pero la inteligibilidad del habla a menudo se
conserva cuando el volumen es lo suficientemente alto y el ruido de fondo es mínimo.
La hipoacusia conductiva afecta principalmente la intensidad de los sonidos y, a
menudo, tiene causas tratables, lo que ofrece un buen pronóstico en muchos casos. La
identificación de la causa específica de la hipoacusia conductiva es crucial para
determinar el tratamiento adecuado, que puede variar desde la simple extracción de
cerumen o antibióticos para infecciones hasta intervenciones quirúrgicas para problemas
estructurales.
Hipoacusia Neurosensorial
La hipoacusia neurosensorial resulta del daño al oído interno (cóclea, células ciliadas)
o al nervio auditivo. Las causas pueden ser la presbiacusia (pérdida auditiva relacionada
con la edad), la exposición al ruido (ruido fuerte crónico o repentino), la ototoxicidad por
medicamentos, los factores genéticos (congénitos o de inicio tardío), las infecciones (por
ejemplo, meningitis, paperas, sarampión), el neuroma acústico (tumor en el nervio
auditivo), la enfermedad de Méniére y la pérdida auditiva neurosensorial súbita.
La hipoacusia neurosensorial a menudo afecta la claridad del sonido y la comprensión
del habla, y aunque los audífonos pueden proporcionar beneficios, los casos más graves
pueden requerir implantes cocleares. La naturaleza irreversible de muchos casos de
hipoacusia neurosensorial enfatiza la importancia de la prevención, particularmente con
respecto a la exposición al ruido y el uso de medicamentos ototóxicos.
Hipoacusia Mixta
La hipoacusia mixta es una combinación de hipoacusia conductiva y neurosensorial,
que implica problemas tanto en el oído externo/medio como en el oído interno/nervio
auditivo. Puede resultar de defectos congénitos, enfermedades, infecciones, tumores o
lesiones en la cabeza. Presenta características tanto de la hipoacusia conductiva como
de la neurosensorial. En el audiograma, los umbrales de conducción aérea están más
alterados que los umbrales de conducción ósea, pero estos últimos también muestran
pérdida auditiva. La comprensión del habla puede ser difícil, especialmente en entornos
ruidosos. La hipoacusia mixta requiere una evaluación cuidadosa para abordar ambos
componentes de la deficiencia auditiva, lo que a menudo necesita una combinación de
enfoques de tratamiento. El manejo de la hipoacusia mixta implica identificar y tratar
cualquier componente conductivo (por ejemplo, infecciones del oído, cerumen) al tiempo
que se aborda la pérdida neurosensorial subyacente, a menudo con audífonos u otros
dispositivos de amplificación.
Tratamiento de la Hipoacusia
Las opciones de tratamiento varían según el tipo, el grado y la causa de la pérdida
auditiva, así como las necesidades individuales del paciente.
- Audífonos
- Implantes cocleares
- Implantes de conducción ósea (BAHA)
- Implantes electroacústicos
- Terapias y la rehabilitación auditiva
Prevención de la Hipoacusia
La protección auditiva contra el ruido es fundamental. Se deben usar tapones para
los oídos u orejeras adecuados cuando se esté expuesto a ruidos fuertes, ya sea en
entornos laborales o recreativos.
El control del volumen en los dispositivos de audio es otra medida preventiva
importante. Se debe evitar escuchar música a un volumen alto durante períodos prolongados, incluso con auriculares. Se recomienda seguir la "regla del 60/60": no más
de 60 minutos de escucha a no más del 60% del volumen máximo.
Se debe evitar el uso de hisopos o la inserción de cualquier otro objeto en los oídos,
ya que esto puede empujar el cerumen más adentro y potencialmente dañar el tímpano.
Es importante secar los oídos adecuadamente después de bañarse o nadar para
prevenir infecciones. Los niños que nadan deben usar tapones para los oídos. La
prevención de las infecciones del oído es crucial para mantener una audición saludable,
especialmente en los niños.
La vacunación contra enfermedades infecciosas puede prevenir enfermedades como
la rubéola y la meningitis que pueden causar pérdida auditiva.
Se debe realizar un monitoreo de los medicamentos ototóxicos. Los medicamentos
ototóxicos deben usarse solo cuando sea necesario y bajo supervisión médica.
Finalmente, se recomiendan revisiones auditivas periódicas, especialmente para los
adultos mayores (audiometría una vez al año después de los 60) y las personas con
factores de riesgo.